La evaluación es una parte esencial del proceso de aprendizaje. La única forma en que un docente puede saber si sus estudiantes están alcanzando los objetivos de aprendizaje establecidos es a través de diferentes tipos de evaluación.
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La evaluación es una parte esencial del proceso de aprendizaje. La única forma en que un docente puede saber si sus estudiantes están alcanzando los objetivos de aprendizaje establecidos es a través de diferentes tipos de evaluación. Sin embargo, tanto padres de familia como estudiantes piensan en exámenes cuando escuchan la palabra evaluación de inmediato, cuando los exámenes son solo una parte de la evaluación en su totalidad.
En este blog, nos centraremos en el aspecto de los exámenes dentro del proceso de evaluación, ya que este aspecto es el que más afecta más a nuestros estudiantes cuando no hay objetivos claros al tomar exámenes.
Los exámenes han sido una parte inevitable del proceso de aprendizaje desde que tenemos memoria. Ha sido esencial en el aprendizaje de idiomas y continuará siéndolo, ya que se ha demostrado ser beneficioso para brindarle información a los docentes y dar a los estudiantes la oportunidad de mostrar su competencia o conocimiento.
Los resultados de los exámenes son significativos para ambos. Para algunos, los exámenes son un mal necesario. Para muchos, son la causa de ansiedad y estrés por varias razones, y podemos decir que a veces la razón es el enfoque adoptado por el profesor o la institución sobre este asunto. Una de las preguntas que debemos hacernos es si nuestro programa de evaluación actual mide el aprendizaje que queremos lograr.
Recientemente, se ha discutido y elogiado en ocasiones un enfoque de evaluación centrado en el estudiante. Este tipo de evaluación se centra en el aprendizaje y el crecimiento del estudiante. Su objetivo es motivar e involucrar al estudiante para que autorregule su aprendizaje. Dicha evaluación debe ser constructiva y contextual, no solo centrada en la calificación, sino también en el aprendizaje, el estímulo, la reflexión y la autoconciencia. Desde una perspectiva tradicional, esto puede sonar poco realista. Sin embargo, ya tenemos algunos exámenes que podrían ser útiles si queremos cambiar nuestro enfoque de evaluación. Veamos un tipo de examen para ejemplificar esto.
Podemos encontrar diferentes categorías de exámenes según el motivo de la evaluación. Los exámenes diagnósticos ayudan a los profesores a obtener información sobre las fortalezas, debilidades y lo que ya saben los estudiantes. Los profesores pueden utilizar esta información para identificar los problemas de los estudiantes y tomar medidas al respecto en el plan del curso. Este tipo de examen probablemente sea el mejor ejemplo de cómo podemos aplicar la evaluación centrada en el estudiante dentro de las categorías tradicionales.
Los resultados de un examen diagnóstico seguramente impactarán en el diseño del curso, la creación de materiales para él y las expectativas del docente. Más importante aún, los exámenes diagnósticos pueden ayudar a los estudiantes a darse cuenta de en qué áreas del idioma necesitan trabajar. Los estudiantes pueden utilizar esta información para pedirle consejo al docente sobre cómo mejorar estas áreas o diseñar un plan para la práctica independiente. Proporcionar a los estudiantes información sobre sus habilidades lingüísticas ayuda a que se involucren en su proceso de aprendizaje y asuman la responsabilidad de su progreso. Ese solo paso puede llevarnos en la dirección correcta hacia un enfoque de evaluación más centrado en el estudiante. Además, los estudiantes que están altamente involucrados en su proceso de aprendizaje y enfocados en alcanzar objetivos acordados tienen más probabilidades de tener éxito que aquellos que no lo están.
La evaluación centrada en el estudiante es formativa. Midiendo las capacidades del estudiante en comparación con un conjunto de objetivos establecidos, y no contra un estándar. De esta manera, tienden a mostrar una imagen más clara de lo que falta y lo que funcionó mejor, lo que nos ayuda a comprender el progreso de cada estudiante. Al mismo tiempo, empodera al estudiante para que asuma su proceso de aprendizaje y aumente su eficacia y autoconciencia.
El cambio hacia una evaluación centrada en el estudiante es complejo y lento. Es posible que solo nos movamos parcialmente hacia un enfoque centrado en el estudiante, según nuestro contexto. Sin embargo, cuanto más podamos integrar la evaluación centrada en el estudiante en nuestras lecciones, mejor preparados estarán nuestros estudiantes para convertirse en aprendices independientes de por vida.
¿Qué hay de tu escuela? ¿Utilizan alguna evaluación centrada en el estudiante? ¿Tienen un enfoque más tradicional? ¿Se pueden combinar ambos enfoques? ¡Por favor, comparte tu opinión con nosotros! #RichmondSolution #Let’sBlog